Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 700.000 personas mueren por suicidio cada año. Jess Browne, jamás imaginó que su hijo, Ignacio Vásquez se quitaría la vida. Ninguna madre o padre piensa que esta será una posibilidad. Sin embargo, este tema ya no debe ser un tabú y tiene que hablárselo abiertamente. Solamente así, se podrá prevenir y ayudar a quien pueda tener en algún momento de su vida una idea suicida.

Jess, una mujer argentina hoy busca acompañar a otras familias en duelo. En una de las 4 cartas que le dejó su hijo antes de morir, le manifestaba que comparta el contenido a quien quisiera leerlo. Por esa razón, creó un blog al que llamó “Empesares”, en el cual revela los sentimientos más profundos de Ignacio, su camino para empezar de nuevo y la importancia de hablar de la salud mental.

“Si mañana no te contesto, no te preocupes”, “esto no lo podrían haber frenado”, “yo lo venía pensado” o “no es tu culpa”, son algunas de las frases que escribió Ignacio en las cartas que dejó y en las que también explicaba que sentía que el mundo a su alrededor le producía dolor y que no se animaba a pedir ayuda.

Ignacio, fue hijo del primer matrimonio de Jess y del cual se separó cuando su pequeño tenía apenas un año. Hasta que “Nacho”, como lo llamaba con cariño cumplió 7 años, ella no tenía pareja. Fue en su trabajo de esa época que conoció a su marido actual, con el que procrearon 2 hijos. Por el trabajo del esposo de Jess, los 5 vivieron por varios años en diferentes paises, donde finalmente se radicaron en Londres.

Al terminar la secundaria, Nacho decidió conocer su papá y vivir con él. Es así, que se trasladó al país que lo vió nacer, Argentina. Por varios años compartió junto a su padre y al finalizar la Universidad, ingresó a trabajar en una multinacional que lo destinó a vivir en Panamá. Jess e Ignacio habían hecho un pacto: nunca pasarían más de seis meses sin verse.

En el año 2019, Ignacio le sugirió a su madre realizar el encuentro en Buenos Aires. Era muy pegado a sus abuelos maternos y quería verlos. Su abuela Nana, de 78 años, justo se enfermó con neumonía y seis días después falleció. A finales de ese mismo año, se radicó nuevamente en Argentina junto con su abuelo.

A inicios del 2020, Nacho firmó un contrato con una importante compañía, pero un poco antes de empezar sus labores, la Covid-19 fue declarada pandemia y la cuarentena obligó al joven a detener sus proyectos. Él estaba molesto con la situación, además, se deterioró la salud de su abuelo. Todos los planes que tenía en mente como: reencontrarse con su novia y viajar con su madre para festejar su cumpleaños 50, quedaron truncados.

Según relata Jess en su blog, habló con su hijo por última vez, el jueves 9 de abril de 2020, habitualmente hablaban una o dos veces por semana, pero esos últimos meses, como estaba cuidando a su papá, hablaban todo el tiempo. Recuerda que ese jueves charlaron por teléfono y que su hijo le dijo ”mamá no te preocupes si mañana no te contesto, voy a dormir porque estoy muy cansado”. 

Al siguiente día, viernes 10 de abril ocurrió el triste hecho, pero no fue sino hasta el sábado, 11 de abril que se enteró de su partida. Fue la señora que trabajaba en la casa de su papá quien le aviso. Desde ese entonces, Jess siente que sería egoísta no contar su historia, ya que puede servirle a otros. En cada persona o familia a la que le tiende una mano con sus letras, encuentra un poco de alivio y para ella es una forma de sobrevivir y honrar la memoria de su hijo.