Detrás de una de las más grandes estrellas de Hollywood se encuentra una vida de resiliencia.

Varios son los personajes que ha interpretado el actor y músico canadiense Keanu Reeves a lo largo de su vida profesional, pero en la retina de sus miles de seguidores permanecen de manera especial sus participaciones en la saga Matrix y Speed que son consideradas las más famosas.

Sin embargo, la vida de este actor tiene muy poco que ver con los personajes que ha interpretado. Reeves, vivió grandes tragedias, mismas que motivaron a la ayuda social, parte de su fortuna está destinada a la investigación y lucha contra el cáncer.

Una infancia llena de dolor

Hablar de los primeros años del actor, es remontarnos a aquella época de tristeza y dolor por el constante abuso físico y verbal para él y su familia por parte de su padre, quien los abandonó, nunca tuvo esa figura paterna que necesitaba. Desde ese entonces la madre de Keanu se hizó cargo de todo, a pesar del poco tiempo que tenía por la cantidad de horas que le dedicaba a su trabajo.

Una adolescencia marcada por la inestabilidad

Su adolescencia estuvo marcada por la inestabilidad de su madre, quien les obligó a él y su hermana a mudarse constantemente de ciudad e incluso de un país a otro, por lo que, estos cambios le trajeron inconvenientes en la escuela, Keanu jamás pudo tener una relación estable de amigos.

Según recuerda, vio a su padre por última vez cuando tenía 13 años y reapareció en su vida en la decada de los 90, en la cúspide de su carrera actoral, lamentablemente lo buscó para pedirle ayuda, se encontraba arrestado por vender cocaína y formar parte de una banda de narcotraficantes.

Tragedias que han marcado su vida

La pérdida de sus seres queridos ha hecho del actor un hombre resiliente, en varias ocasiones menciona, que ya no necesita de la felicidad para vivir, Keanu aprendió a prescindir de la felicidad para seguir adelante.

Afrontó la enfermedad de su hermana menor, quien en 1991 fue diagnosticada con leucemia, los cuidados y presencia de Keanu ayudaron en su tratamiento y lograron juntos superar esta difícil situación en el año 2000.

Otro de los hechos que devastó a Reeves, fue la muerte de su gran amigo, el actor River Pohoenix en 1993, con él compartió grandes momentos, además de sentirse identificados con la difícil infancia que vivieron.

Seis años más tarde en 1999, la tragedia tocó su puerta, su novia y compañera de vida hasta ese momento, Jennifer Syme, con 8 meses de embarazo perdió a su pequeña hija que esperaban con tantas ansias. La depresión fue tan grande que la actriz decidió acabar con la relación y dieciocho meses después murió en un accidente de tránsito que devastó al actor.

Sanando el corazón a través de su labor altruista

“El duelo cambia de forma, pero nunca acaba. Lo único que puedes hacer es esperar que el duelo se transforme, y en lugar de sentir dolor y confusión, exista consuelo y placer allí, no solo pérdida. La gente tiene la idea errónea de que puedes lidiar con esto, pero se equivocan. Cuando las personas que amas no están, estás solo”, dijo alguna vez Keanu Reeves respecto a tanto dolor vivido.

En la suma de todos estos acontecimientos que experimentó a lo largo de su vida, surge su labor altruista, que es apoyar de forma anónima con iniciativas solidarias, financia hospitales para niños enfermos y sobretodo en la investigación del cáncer.

Keanu Reeves, tiene claro que ni todo el dinero del mundo le va a devolver a sus seres amados. Hoy, tras el éxito obtenido durante todos estos años, tiene otro concepto de la felicidad, ahora vive tranquilo disfrutando de las cosas sencillas de la vida como acostarse en su cama con la persona que ama y compartir momentos con amigos y familia.

No hay duda que el dolor transforma vidas, por momentos te puede devastar y hundirte en la más grande depresión, pero con ayuda especializada y actitud puedes cambiar ese sentimiento y aprender a vivir con el.